miércoles, 13 de diciembre de 2006

Pie de árbol casero

Nunca lo había visto hasta hace dos años pero es una buena idea. El primer árbol de navidad que hubo en mi casa fue literalmente heredado. Pasó de mis tíos a mi que era la primer sobrina que tenían y como era la pequeña... Era más viejo que el hambre y apenas tenía ya espumillón verde en las ramas, eso sí, era enorme. Se acabó cayendo a cachos con las bolas viejas, que no antiguas, que venían con él. Y no tenía pie de árbol porque terminaba en un palo de escoba que armaba todo el conjunto y que sujetaba con un tiesto lleno de tierra forrado en papel albal. Ahora las cosas son “más modernas”. Tras el susto de precio que llevé cuando intenté comprar un árbol nuevo en ikea -29 euros del ala- para casa de la costilla que es donde aún hay espacio para esas cosas, acabé encontrando uno muy mono por un precio más económico. Y ahí llegó la novedad: tenía un soporte de tres patas que no necesitaba tiesto, pero sí taparse porque no era muy chulo. Con el tapete viejo de jugar a las cartas, un trozo de tripa de pollo, lana, tela roja y paciencia, salió un pie molón y “rústico”. Los copos de nieve bordados no quedaron tan mal, salvo el primero que quedó cojo de una pata -pero lo pongo para atrás y no se nota-.A ver si con lo que me sobró del fieltro hago unos calcetos para colgar del arbolín que la falta práctica de estos años sin ponerlo hicieron que quedara un poco triste. Espero que lo vea cuando llegue a casa. Quien sabe, igual hasta me llama diciendo que le gustó...

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