Místicos recauchutados

¿Quién soy? No, más bien ¿qué soy? No lo tengo nada claro. ¿Qué nos define? O más bien ¿qué define nuestra forma de actuar, nuestra conducta, la imagen que pretendemos dar de nosotros mismos? Nos pasamos la vida escuchando frases del tipo de:
- Asunto gafas: gafas redondas metálicas generan frase "que jipi te ves con esas gafas. Pareces John Lenon"... Gafas de pasta "que intelectual te ves con esas gafas".
- Pensamiento ante respuestas a gafas: las metálicas eran las más baratas de la tienda. Las de pasta son las que no me mancan en la nariz cuando hace calor porque no se apoyan en patillas...
- Asunto ropa: falda hecha de restos de otras telas "pareces portuguesa". Abrigo largo negro "metes miedo". Pantalón de franela de pijama "estás hecha una piltrafa".
- Pensamientos ante respuestas ropa: la falda es reutilizada, no da calor, mola. El abrigo evita que me ponga pingando si llueve y me congele en invierno. El pijama es para dormir y estar cómoda en casa, no tengo pensado salir así a la calle.
Pero esto sigue y sigue pasando. Así que algunos se toman este tipo de comentarios muy a pecho y deciden cambiar. ¿Por qué? No lo sé. No lo entiendo. Para mí, cada uno es como es y no hay por qué ser como los demás. Durante años decidí no usar tejanos porque parecían el uniforme de las masas -no en vano lo fueron en su época y en determinado país- así que me pasé a los pantalones de sastre. Por funcionalidad y porque me los hacía mi madre y me salían más baratos. Años después volví al pantalón tejano. Pero no todo el mundo hace lo que le da la gana y algunos piensan que por seguir las corrientes estándares son "lo más". ¿Lo más de qué? Por ejemplo. El elemento del tai del sábado: seguramente pensaría ante aquella masa obnubilada -¿serían principiantes como yo pero sin contraste de información?- que era lo más "místico" del mundo del tai. Para mi era lo más estúpido que pisaba la tierra en aquel preciso instante.
Muchas veces tengo esa sensación porque no acabo de ubicarme. Tal y como están las cosas en eso que se denomina "asunción de roles" y que tanto gusta a los psicólogos, yo debería de estar en ese segmento cuasicultural por lo que a mi formación se refiere, pero va a ser que no. Va a ser que no porque mi idea de cultura no se corresponde en absoluto con lo que la sociedad nos vende por cultura -fama y dinero rápido-. Resulta que si eres un músico hay que besarte los pies porque eres "lo más" aunque salgas en la tele diciendo estupideces del tipo de "el chocolate que más me pone" -¿Eres tan macarra que te tira de un webo que se te asocie al yonki de parque o es una imagen buscada donde lo que prima es el placer rápido y lo demás no importa? Chico, que un donete no es psicotrópico por mucha serotonina que te genere en el cerebro y por mucho que te lo metas por la tocha sólo conseguirás pasar mucho tiempo estornudando miguitas...-. No en vano, hay casos muy conocidos donde el amiguito normal de toda la vida muta en esperpento místico al "ganar fama" -y perder conocidos, anteriormente amigos-. Si eres pintor o escultor haces y dices las estupideces más grandes del mundo -especialmente si a lo que pintas se refiere- porque crees formar parte de "algo superior". Lo más raro que conocí en este mundo era un pintor con quien coincidí en clases de doctorado que aun no se de qué árbol cayó junto con un músico autoascendido a los altares de la noise-music del que aguanté un lavado de cerebro de 10 minutos oyendo ruidos que alteraban la tonalidad cromática de una pantalla en lo que decía ser un happening -si no huyo, reviento-. Pero el colmo de las misticidades es ser "artista total" junto con ser "alabador del artista total". Ser artista da derecho a ser lo más de lo más. Es casi como ser intelectual -también conocido como "alabador del artista total", aunque haya excepciones-. Es ser la hostia. No tener contrincante porque tú eres el saber puro. No mira, eres un perfecto estúpido por no darte cuenta de que no sabes absolutamente nada y encima te las das de listo. Todo tu mundo es mentira y sólo es verdadero el hecho de que cuando te des cuenta de lo poco que sabes de todo lo que te rodea, ya será tarde.
Cada vez que tengo la oportunidad de cruzarme con el segmento socio-cultural en el que en teoría debería de estar se me revuelven las tripas. ¿Tengo que ponerme tucos por ser de humanidades? ¿Tengo que mirar al resto del mundo por encima del hombro por ser historiadora? ¿Tengo que hablar de manera rara por "entender" de pintura? ¿He de despreciar al mundo por haber escrito un libro?
Seamos dignos, aunque sólo sea por una vez en la vida. Todos pasamos por el mismo proceso continuo de aprendizaje. Que trates al resto como basura porque tú crees que estás en la cima, es sólo un espejismo que cuando se vaya te va a dejar en el barro más absoluto. De todo se aprende y siempre.
Por favor, yo no soy intelectual. Es más, odio a los intelectuales a muerte. Son el subproducto de un ambiente político pasado donde la rebeldía basada en el conocimiento tenía sentido, pero actualmente sólo son un encasillamiento vacío y un insulto horrible para alguien que cree tener cierto respeto por los demás.
Llamadme cuentista porque cuente historias, no intelectual porque lleve gafas y pensad que por ser cuentista llamo a estos relatos leyendas y no crónicas sociales.
Qué a gusto quedé.