jueves, 8 de enero de 2015

Ad Extremun

Es ofensivo.
Los chistes son ofensivos.
La ironía es ofensiva.
Que seas una mujer que no quiere tener un hijo es ofensivo.
Que seas una mujer es ofensivo.
La palabra de dios usada en vano es ofensiva.
Dibujar chistes es ofensivo.
Defender el derecho sobre tu cuerpo, tu sexualidad o tus tendencias filosóficas es ofensivo.

Pero... ¿si te ofendes puedes matar?
Porque a mi me parece ofensivo.

Sabéis lo más curioso: el caso Savonarola.
En una presunta sociedad avanzada en su tiempo, llena de humanistas, surgió un individuo que quería acabar con los lujos y perversiones de la sociedad reclamando el purismo religioso y moral.

Con dos cojones este paisano armó la de dios -no se ofendan, no es un chiste si no una expresión hecha del lenguaje castellano, uy, castellano no, que en la Castilla de aquella época hubo tiempos de expulsiones y conquistas, mejor digamos "español", sin humillar a ningún sudamericano, que también tuvieron lo suyo con los españoles y los abusos culturales-.

Quemó libros, obras de arte, arrastró a montones de seguidores que destruyeron cultura por no discurrir acorde a sus preceptos morales y religiosos... y acabó condenado a muerte en hoguera por la Santa Inquisición.

Un medio milenio después, un escritor publica unos versos que ni son versos ni satánicos y tiene que huir de su país por amenazas de muerte.

¿Pero es que nos hemos vuelto todos gilipollas o es que hay individuos cuya mente no ha evolucionado desde el más oscuro medievo en que la palabra de dios es lo que hay y si no te gusta, te jodes?

Pero no es que lo diga dios, es que, curiosamente siempre son palabras truncadas por individuos con cierto carisma de líder que hace que convenzan a otros -"pobres de mente"- que son los que sangran y hacen sangrar en nombre de un dios que nunca aprobaría sus actos.

En fin, que yo respeto tu derecho a expresarte como quieras, pero respeta tú también el mío.

Sin la ironía y el humor, lo único que nos queda es un mundo gris que cada día es más negro -y lo digo en el sentido de sombrío, no de color de piel-.


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